Ojos que me miran con tanta claridad. Son esos ojos, que se llevan la noche del cielo, tan profundos que se han desfondado. Veo las estrellas reflejarse en el mirar, pero se que poco a poco van a caer; siempre veo en ellos el reflejo de mi felicidad, veo mi sonrisa sonreír para mí.
Es el brillo de esos ojos, que me hace seguir. Cada estrella, cada constelación, sé que algún día terminare de conocerlas a todas. Cada una dice algo distinto, pero en tu mirar son efímeras; cada una desea descansar en tus mejillas.
Ayer soñé, soñé con tormentas en el cielo. Soñé tu cielo sin estrellas, y ahora cuando las busco, no las encuentro. Tus ojos ya no quieren pretender más, ya no hay cielo en ellos. No puedo evitar mirarlos, y buscar esas estrellas, ese cielo. No dejes que se lleven nuestros sueños, que no corten nuestras alas; abrázame y dime que arderemos como esas estrellas, aunque tu dolor las esconda.
Es que el dolor es un manto, que nos envuelve y no nos deja salir. Se lleva las estrellas, se lleva los dias y las noches y no deja sonreir. No nos deja volar, ni nos deja alcanzarnos.
Es que el dolor será tan solo un pulso, cuando dejes de sentir.