Pobre de las almas que ya no saben vivir. Pobres son, porque rechazaron cada espacio que se les ofreció, pensando que siempre habría alguno mejor.
Esas almas son las que nos quieren atar, y pobre será quien sea atado; mas estas almas no tienen límites. Son almas tóxicas, almas de poco fiar. Vi caer a cada uno de los que me seguía, poco a poco sucumbieron ante esta llamada de supuesta libertad. Muchos dejaron sus ideales en el camino, y buscaron la solución más rápida. Dejaron de luchar, dejaron de vivir.
Quizás ya no se vean las cicatrices, pero el daño persiste día a día. Es un veneno, que ya no puedo sacar. Es algo que ya es parte de mi, mucho más que cualquier otra cosa. Ya está en mi sangre, y se apodera de mi corazón. Es por eso que viajo solo, en busca de una nueva morada, donde quizas este veneno ya no tenga importancia.
